LA OBRA PÍA DEL PÓSITO DE SANLÚCAR DE
BARRAMEDA Y “LA CASA PANERA”
Jesús VEGAZO
PALACIOS
“En homenaje a los viejos espíritus que, a buen seguro, todavía pululan
por sus ruinosas habitaciones”
De la Casa del Pósito de granos existen noticias y
apuntes que nos han sido transmitidos a través de testimonios manuscritos del
regidor ilustrado Juan Pedro Velázquez
Gaztelu y de la obra del historiador Pedro
Barbadillo Delgado, entre otros. No es finalidad de este breve artículo ni
reincidir ni polemizar sobre lo que oficialmente se sabe y adquiere la
categoría de certeza histórica, aunque no crean los lectores que no me he
sentido tentado.
Sucintamente nos centraremos en los
albores del recién estrenado siglo XX, esbozando su singular historia en el
emplazamiento que hoy ocupa en la Plaza de la Paz, del que sólo se levantan a
duras penas sus cansadas y erosionadas fachadas a punto de ser devoradas cuales
cíclopes por modernos locales comerciales.
Ubicada en la entonces Plaza de Ysabel segunda, estaba formado
un piso con capacidad superficial de 1.054 metros cuadrados, valorándose en el
año 1910 en 2.000 pesetas. Era propiedad de la denominada Obra Pía del Pósito por donación que hicieron los duques de Medina
Sidonia.
Por aquellos años de principio de siglo,
en el inmueble estaba instalado el Archivo Municipal y el de protocolos
notariales. También existía una cocina económica para las épocas de calamidad
de la clase obrera y habitaciones para las personas encargadas de su
mantenimiento y conservación.
La
Casa Panera, como por entonces se la conocía, fue vendida con sus bienes
muebles, no sin dificultades, mediante escritura de compraventa otorgada en
Sanlúcar de Barrameda el día 29 de junio de 1934 ante el notario Francisco de
la Iglesia Var. Intervino como vendedor el presidente de la Obra Pía del Pósito
y alcalde de la ciudad Juan Fernández
Criado y como comprador el comerciante sanluqueño J.V.M. casado con C.R.H. –me
van a permitir la licencia de que omita el nombre y apellidos a fin de
preservar en el anonimato la identidad de su comprador de quién sólo daremos
sus iniciales-.
Era el resultado final de la
política de subasta pública de todos los bienes de los pósitos ordenada por la
Jefatura del Servicio Central de Pósitos del Estado a través del Instituto de
Reforma Agraria del Ministerio de Agricultura, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 58 del Reglamento de Pósitos de 25 de agosto de 1928.
A la vista del voluminoso
expediente, parece que no había sido nada fácil su enajenación: se había
anunciado la quinta licitación del Pósito y sus bienes muebles el 2 de enero de
1933 por edictos del alcalde accidental, Salvador
Peña González, cuya subasta se señaló para el día 1 de febrero de 1934, a
las doce de la mañana.
En el referido acto celebrado en el
despacho de la Alcaldía ante la Comisión de Subastas, compuesta por el alcalde Manuel Ruiz Delgado, el conciliar
Bienvenido Chamorro Merino, el depositario del establecimiento Francisco Gibaja
Abela y el secretario del consistorio y de la Obra Pía del Pósito Rafael
Otaolaurruchi y Gómez de Barreda, se presentó el comprador J.V.M. que, previa consignación del 10% del tipo, como depósito
exigido para tomar parte en la subasta, ofreció por la finca 7.658 pesetas, 70 céntimos, y por los
bienes que contenía, 783 pesetas, 30
céntimos.
Al no haber nadie que mejorase su
postura, le fue adjudicada con todos los enseres y servidumbres, sin perjuicio
de la mejor postura que pudiera obtenerse en actos simultáneos y a reserva de
la resolución definitiva de la Jefatura del Servicio de Pósitos.
El Intendente de Pósitos aprobó la
subasta elevando a definitiva la adjudicación provisional acordada. Se
estableció como condición final que el comprador “se conformará con los títulos que el Pósito posea, con la cabida
efectiva de los inmuebles y con el estado en que ésos se encuentren”.[1]
Este
artículo apareció publicado en el periódico local Sanlúcar Información, sección Historia, Entre legajos, del
23 al 29 de enero de 1999, año VI, número 272, página 22. Depósito Legal,
CA-413/95.
[1] Archivo Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda. Finca 8.674,
libro 282, tomo 513, pp. 46 y siguientes.
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