miércoles, 11 de enero de 2017

LA OBRA PÍA DEL PÓSITO DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA Y “LA CASA PANERA”


Jesús VEGAZO PALACIOS


                                                                                   “En homenaje a los viejos espíritus que, a buen seguro, todavía pululan por sus ruinosas habitaciones”




De la Casa del Pósito de granos existen noticias y apuntes que nos han sido transmitidos a través de testimonios manuscritos del regidor ilustrado Juan Pedro Velázquez Gaztelu y de la obra del historiador Pedro Barbadillo Delgado, entre otros. No es finalidad de este breve artículo ni reincidir ni polemizar sobre lo que oficialmente se sabe y adquiere la categoría de certeza histórica, aunque no crean los lectores que no me he sentido tentado.

            Sucintamente nos centraremos en los albores del recién estrenado siglo XX, esbozando su singular historia en el emplazamiento que hoy ocupa en la Plaza de la Paz, del que sólo se levantan a duras penas sus cansadas y erosionadas fachadas a punto de ser devoradas cuales cíclopes por modernos locales comerciales.

            Ubicada en la entonces Plaza de Ysabel segunda, estaba formado un piso con capacidad superficial de 1.054 metros cuadrados, valorándose en el año 1910 en 2.000 pesetas. Era propiedad de la denominada Obra Pía del Pósito por donación que hicieron los duques de Medina Sidonia.

            Por aquellos años de principio de siglo, en el inmueble estaba instalado el Archivo Municipal y el de protocolos notariales. También existía una cocina económica para las épocas de calamidad de la clase obrera y habitaciones para las personas encargadas de su mantenimiento y conservación.

            La Casa Panera, como por entonces se la conocía, fue vendida con sus bienes muebles, no sin dificultades, mediante escritura de compraventa otorgada en Sanlúcar de Barrameda el día 29 de junio de 1934 ante el notario Francisco de la Iglesia Var. Intervino como vendedor el presidente de la Obra Pía del Pósito y alcalde de la ciudad Juan Fernández Criado y como comprador el comerciante sanluqueño J.V.M. casado con C.R.H. –me van a permitir la licencia de que omita el nombre y apellidos a fin de preservar en el anonimato la identidad de su comprador de quién sólo daremos sus iniciales-.

            Era el resultado final de la política de subasta pública de todos los bienes de los pósitos ordenada por la Jefatura del Servicio Central de Pósitos del Estado a través del Instituto de Reforma Agraria del Ministerio de Agricultura, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 58 del Reglamento de Pósitos de 25 de agosto de 1928.

            A la vista del voluminoso expediente, parece que no había sido nada fácil su enajenación: se había anunciado la quinta licitación del Pósito y sus bienes muebles el 2 de enero de 1933 por edictos del alcalde accidental, Salvador Peña González, cuya subasta se señaló para el día 1 de febrero de 1934, a las doce de la mañana.

            En el referido acto celebrado en el despacho de la Alcaldía ante la Comisión de Subastas, compuesta por el alcalde Manuel Ruiz Delgado, el conciliar Bienvenido Chamorro Merino, el depositario del establecimiento Francisco Gibaja Abela y el secretario del consistorio y de la Obra Pía del Pósito Rafael Otaolaurruchi y Gómez de Barreda, se presentó el comprador J.V.M. que, previa consignación del 10% del tipo, como depósito exigido para tomar parte en la subasta, ofreció por la finca 7.658 pesetas, 70 céntimos, y por los bienes que contenía, 783 pesetas, 30 céntimos.

            Al no haber nadie que mejorase su postura, le fue adjudicada con todos los enseres y servidumbres, sin perjuicio de la mejor postura que pudiera obtenerse en actos simultáneos y a reserva de la resolución definitiva de la Jefatura del Servicio de Pósitos.

            El Intendente de Pósitos aprobó la subasta elevando a definitiva la adjudicación provisional acordada. Se estableció como condición final que el comprador “se conformará con los títulos que el Pósito posea, con la cabida efectiva de los inmuebles y con el estado en que ésos se encuentren”.[1]


Este artículo apareció publicado en el periódico local Sanlúcar Información, sección Historia, Entre legajos, del 23 al 29 de enero de 1999, año VI, número 272, página 22. Depósito Legal, CA-413/95.



[1] Archivo Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda. Finca 8.674, libro 282, tomo 513, pp. 46 y siguientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario