miércoles, 25 de enero de 2017

SANLÚCAR DE BARRAMEDA: EL CÓLERA MORBO DE 1834[1]

Jesús VEGAZO PALACIOS





En el verano de 1834 la provincia sufrió un brote de cólera del que Sanlúcar de Barrameda no se libró. Las malas condiciones higiénicas de la ciudad en aquella época fueron propias para que esta enfermedad se desarrollase. El historiador Jesús Vegazo Palacios ha rescatado del Archivo Municipal algunos datos que permiten resumir parte de lo sucedido.





La propagación epidémica del cólera-morbo alcanzó Sanlúcar de Barrameda en el caluroso y seco verano del año 1834, habiendo sido detectado el foco originario en Portugal, a tenor de los informes del Gobernador Civil de la provincia.

            Esta enfermedad infecciosa-contagiosa es causada por un virus llamado Vibrio cholerae o vibrión colérico, especialmente virulento por las precarias condiciones higiénico-sanitarias de la ciudad. Se manifiesta por una acusada deshidratación gastrointestinal del sujeto, ocasionando un cuadro clínico agudo, con espasmos musculares acompañado de elevada fiebre, acidosis metabólica, shock hipovolémico y, finalmente, desemboca en la muerte del infectado.

      Parece ser que causó estragos en la población más humilde, sobre todo en las clases bajas, proletariado rural, indigentes, pobres, vagabundos y menesterosos. El vehículo transmisor de la enfermedad tuvo que ser el agua. El enterramiento de cadáveres quedó absolutamente prohibido hacerse dentro de las iglesias por el peligro al contagio. Según Pedro Barbadillo Delgado, la epidemia acabó con la vida de más de quinientas personas, aunque no precisa qué fuentes documentales ha consultado para sostener esta hipótesis.

            La Junta de Sanidad, organismo competente en esta materia, recibió un oficio del Gobernador  Civil de la provincia con fecha 18 de junio de 1834 donde instaba a las autoridades sanitarias locales a cortar cualquier tipo de comunicación con Jerez de la Frontera. La Junta Provincial advertía a todos los municipios gaditanos de que se habían detectado en Grazalema casos de “enfermedades sospechosas”.

            El presupuesto con el que contaba la Junta de Sanidad para afrontar los gastos derivados de la epidemia ascendía a la ridícula cantidad de 40 reales cuando, según estimaciones de la propia Junta, ni con 200.000 reales se podía cubrir todas las necesidades “por haver tanta clase de propietarios”. Su presidente, al estar depauperadas las arcas de la Junta y ante el nulo apoyo económico del Gobernador Civil que aducía que entre sus atribuciones no estaba “conceder fondos para las atenciones de Sanidad”, elevó al cabildo una petición solemne durante la sesión del día 21 de julio con el fin de “abrir una subscripcion para atender al Socorro de los Pobres que son invadidos de la enfermedad que padece”. Se acordó realizar una postula o colecta popular a cargo de los regidores en sus respectivos cuarteles o distritos urbanos a excepción de “las tiendas de mercader de las Vevidas y Almacenes por esta cometido este encargo a una Comicion”.


       El 7 de agosto se encargó a los facultativos sanluqueños la redacción de una memoria histórico-médica que permitiera diagnosticar la evolución del cólera desde su aparición hasta su procedencia. Siguiendo el dictamen de los galenos, se prohibió la venta de carne de cabra.

            Poco a poco, la situación se fue normalizando y en los sucesivos boletines oficiales de la provincia el cabildo conoció la desaparición de la enfermedad en otros municipios como Vejer, Grazalema, Puerto Serrano, Benaocaz, Paterna de la Rivera y Villamartín, así como el levantamiento de los cordones sanitarios establecidos para impedir su propagación.

En cualquier caso, la epidemia debió ser importante en cuanto a infectados y muertos a juzgar por el ingente papeleo movido por el Ayuntamiento sobre la cuestión y, fundamentalmente, por las reiteradas reclamaciones de José Sotomayor, sepulturero del cementerio extramuros de San Antonio Abad por esas fechas, a quien se le adeudaba muchos reales por su trabajo de enterrar cadáveres durante ese fatídico año.




Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda. Actas Capitulares de 1834. Signatura 4.820




[1] Publicado en el periódico Sanlúcar Información, La torre de babel. Historia. Del 27 de septiembre al 3 de octubre de 1997, página 28.

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