viernes, 23 de diciembre de 2016



                          EL DESAFÍO SECESIONISTA CATALÁN: LA HISTORIA INTERMINABLE 

_________________________________________________________________________


Jesús VEGAZO PALACIOS


   El nacionalismo no puede considerarse una filosofía política con un entramado intelectual coherente sino un sentimiento irracional de pertenencia a una misma comunidad de individuos con quien comparte los mismos vínculos de raza o etnia, el mismo territorio, la misma lengua, la misma religión y la misma cultura y tradiciones. Se enraíza con los movimientos revolucionarios del siglo XIX que desembocarán en los procesos de unificación territorial de la Confederación Germánica (II Reich) y de los estados italianos (Italia). Pero el Volkstum ("Estado del pueblo) del Johann Gottfried Herder o la teoría del espacio vital ("Lebensraum") del geógrafo alemán Fiedrich Ratzel consolida un pensamiento impulsivo que nace de las vísceras de aquellos elegidos para abanderar la construcción de un Estado para un pueblo que ansía la libertad-democracia y el reconocimiento de sus derechos históricos.    
   
    La Generalitat de Cataluña está en esa diatriba, utilizando el subterfugio del mal denominado "derecho a decidir".  El nacionalismo catalán apela a la democracia de las urnas (referendum) para intentar dinamitar el Estado de Derecho y subvertir el orden establecido a través de la aprobación de leyes de transitoriedad hacia un nuevo marco jurídico estrictamente catalán. Se apropia de competencias exclusivas del Estado y busca la confrontación permanente con el Gobierno Central, desoyendo las sentencias del Tribunal Constitucional. El objetivo final es la promulgación de una Constitución Catalana que vertebre los derechos y obligaciones de los nuevos ciudadanos de la República de Cataluña. Pero, este nacionalismo disgregador, centrífugo olvida que casi cuatro millones de catalanes no comulgan o comparten este pensamiento único nacionalista sino que plantean, a través de otros partidos políticos, fórmulas que permitan superar la crisis económica e institucional que vive Cataluña en estos momentos de zozobra.

    Carles Puigdemont ha desprestigiado el cargo de President porque únicamente representa a los votantes secesionistas. Convergencia i Unió, aquel partido nacionalista moderado que aglutinaba a la burguesía catalana, que colaboraba en Madrid aprobando  los Presupuestos Generales del Estado y Leyes Orgánicas de gran trascendencia para España y en el que presidía el famoso seny o sentido de la responsabilidad forma parte del pasado. Acosado por la corrupción y por los escándalos financieros de la familia Pujol (el famoso 3% de comisión de la obra pública), Convergencia se ha diluido en ese maremagnum viscoso denominado Junts pel Sí, que agrupa a Esquerra Republicana de Cataluña, al Partido Democráta de Cataluña y asociaciones independentistas como Omnium Cultural, la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) o la Asamblea Nacional Catalana. La CUP, un partido político marxista-leninista, anticapitalista, antisistema y antieuropeísta, pone la guinda a este pastel. 

   También tienen una enorme responsabilidad el PSOE de Rodríguez Zapatero y el PP de Rajoy en la desafección de casi dos millones de catalanes que ya no se sienten españoles. No han hecho pedagogía política en Cataluña ni se ha dado un relato diferente al discurso oficial de la Generalitat. Que duda cabe que la crisis económica del 2007 ha sido utilizada por los nacionalistas para minar las relaciones con Madrid bajo el lema "España, nos roba". La propaganda, la manipulación de TV3 al servicio de la causa nacional y el férreo control de la educación han hecho el resto. Parece evidente que hay que articular un nuevo marco de financiación para las comunidades autónomas, ya que estas prestan los servicios básicos a los ciudadanos y son las garantes del Estado del Bienestar. Pero no es menos cierto que, aprovechando la coyuntura de la crisis, el nacionalismo catalán en su conjunto se ha radicalizado y ha buscado un enemigo propicio común, responsable de sus desgracias. La apelación al agravio comparativo y al victimismo son argumentos recurrentes y muy manidos. 

    El ideario nacional catalán recurre a falsos mitos que apuntalen la realidad de la nación catalana y denuncia la opresión del Estado español, que no España, buscando justificaciones históricas como el Corpus de Sangre (1640) y la guerra dels Segadors contra Felipe IV, siendo presidente de la Generalitat Pau Claris o la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) y los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, tras caer la Barcelona del alcalde Rafael Casanova.

   Pero al margen de estas consideraciones históricas, el desprestigio que sufre la Generalitat, antiguamente Deputació del General de Catalunya (1359), al gobernar para los afines, está llevando a Cataluña a un callejón sin salida. El derecho a decidir apelando a la democracia participativa es el ardid empleado hasta el paroxismo por los gobernantes catalanes. No reconocen la soberanía nacional como principio de legitimidad que emana del libre consentimiento entre gobernantes y gobernados a través del derecho al voto. A nivel exterior, el nacionalismo catalán no ha conseguido sensibilizar a la comunidad internacional que ve el asunto como un problema interno estrictamente español. Y eso que han dilapidado miles de millones de euros en abrir embajadas catalanas por todo el mundo.

   Derecho a decidir como un ejercicio de libertad y democracia. Nadie puede condenar y censurar el libre derecho de depositar una papeleta en una urna. Aparentemente el argumento es impecable. Pero, ¿qué ocurre con las leyes, con el marco jurídico constitucional que confiere esa competencia exclusivamente al Gobierno Central? ¿Qué credibilidad puede tener estos políticos si se saltan las leyes cuando les apetece o cuando las sentencias van en contra de sus intereses secesionistas? ¿Acaso son de fiar? ¿Totalitarismo ideológico? O piensas como ellos o estás fuera del sistema. 

   Imaginemos que los ciudadanos de la comarca del Alto Ampurdán deciden de forma democrática, ejerciendo su derecho a decidir, declararse independiente y no reconocer la autoridad y las leyes de la Generalitat de Cataluña, al sentirse agraviados. ¿Qué ocurriría? Imaginemos un barrio de Barcelona que, pagando más impuestos que otras zonas de la ciudad, reciben peores servicios municipales. Sus habitantes votan democráticamente y deciden libremente no pagar más tributos y declararse autónomo en la gestión de sus recursos. O un edificio cuyos propietarios deciden voluntaria y libremente mediante el derecho a decidir no pagar más el IBI y otros impuestos municipales al consistorio. De locura.

   Cuando no se respeta el marco normativo, las leyes fundamentales aprobadas por la mayoría de los ciudadanos, cuando se intenta imponer el pensamiento único como fuente de legitimidad, cuando se retuerce el significado de conceptos como democracia, libertad, igualdad, derechos fundamentales del ciudadano, etc, se está poniendo los peligrosos cimientos de una entidad jurídico-política totalitaria. 

   Confiemos en que se imponga el sentido común y que todos nuestros políticos tengan altura de miras. De lo contrario será imposible salir de este bucle agotador.
      

SANLÚCAR DE BARRAMEDA Y EL TRÁFICO AMERICANO DE ESCLAVOS NEGROS (SIGLOS XVI Y XVII): UNA CUESTIÓN SILENCIADA


Jesús VEGAZO PALACIOS



           

El lucrativo negocio de la trata de esclavos africanos ha sido una etapa sombría de la historia sanluqueña, denostada por su inmoralidad. Hasta el momento, los estudios historiográficos se han centrado en exaltar el dorado papel de Sanlúcar de Barrameda en las expediciones atlánticas al Novus Orbis, la pujante economía señorial de la Casa Ducal de Medina Sidonia o el progresivo asentamiento de comunidades mercantiles flamencas, bretonas o inglesas, aprovechando el dinamismo económico de la villa durante los siglos XVI y XVII. Pero la oscuridad que rodea al sórdido mundo de la esclavitud precisa aportaciones a la cuestión, cuyo punto de arranque lo sigue constituyendo la obra del historiador Antonio Moreno Ollero, quien ha podido cuantificar el número de esclavos residentes esta ciudad.[1]

  Antepuerto de Sevilla, jugó un trascendente papel en el execrable comercio negrero durante los siglos XVI y XVII, formando parte de la red puertos europeos dedicados a esta actividad como Lisboa, la misma Sevilla, Cádiz, Le Havre y Nantes. Durante algunos días, negros encadenados y con bozales, encapsulados en bodegas de barcos negreros esperaban en las proximidades del muelle de Barrameda para ser reembarcados en otros navíos o ser subastados en Sanlúcar. Procedían de la isla de Cabo Verde, Guinea, Santo Tomé o Angola para trasladarlos a los puertos del virreinato de Nueva España (Veracruz) o a la Costa de Tierra Firme. Aprovisionaban de mano de obra esclava a la isla de La Española y a Cuba. Filibotes autorizados sin flota zarpaban de Sanlúcar de Barrameda a las costas de África para desde allí “navegar esclavos a las Indias”. En principio, la Corona española concedía licencias para esta trata pero a finales del siglo XVI se establecieron asientos[2] a compañías mercantiles privadas o tratantes negreros de nacionalidad portuguesa, que negociaban con factores sanluqueños cuando desembarcaban la carga desde sus factorías negreras de Angola o Mozambique. En cualquier caso, la expedición de estas licencias de autorización debía contar con la firma del administrador y caballero veinticuatro de Sevilla,  Hernando de Porras, quien las vendía a precio inferior a 30 ducados.[3]



Sevilla fue epicentro de distribución, comercialización y venta de esclavos a nivel nacional e internacional. El Consejo de Indias estaba encargado de la organización y administración de los asientos de negros por parte del Estado, auxiliado por el Consejo de Hacienda, instancia gubernamental responsable de aprobar las finanzas y llevar las cuentas. Los asentistas pasaban obligatoriamente por el puerto de Sanlúcar desde Sevilla, puerta abierta a las Indias occidentales o tierras americanas. Las primeras noticias datan del 10 de septiembre de 1516 cuando los frailes Alonso de Santo Domingo y Bernardino de Coria envían una carta al Gran Cardenal de España, Francisco Jiménez de Cisneros en estos términos:

“La una era porque entre las cédulas de nuestros negocios venía una dirigida a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, en que les mandaba que a las Indias no consintiessen passar esclavos, y hallóse que había mas de dos meses que algunos pocos serían hasta quince mas o menos, estaban embarcados en los navíos que estaban surtos en San Lucar y rio de aquella cibdad.”[4]


            La antigua Universidad de cargadores a Indias de Sevilla gozaba de cierto monopolio sobre exportación de esclavos a Indias (1572). Existe constancia de la partida de Sanlúcar de Barrameda de un buque negrero:

“Partióse luego el criado con instruccion de seguirme hasta Sto. Domingo. […] Llegado que fue a San Lucar supo como habia embarcado 15 dias había en una carabela de negros que allí vinieron, y que le fletamos aquellos caballeros y yo hasta la Isla de la Palma, y más porque no tenía mas licencia de pasar adelante […].[5]

La ausencia de los protocolos notariales de Sanlúcar de Barrameda de los siglos XVI y XVII como fuente primaria directa representa un serio obstáculo a la hora de profundizar en los mecanismos de adquisición de mano de obra esclava: codicilos, testamentos, inventarios de bienes, deudas, finiquitos, contratos de aprendizaje, dotes, ahorrías, etc., hubieran aportado información concreta y variada sobre estas transacciones. Tomaremos como modelo lo que ocurría en la vecina Jerez de la Frontera, modus operandi  muy parecido al de nuestra villa portuaria. La compraventa de esclavos africanos constituía un acto jurídico realizado ante el escribano público, que otorgaba escritura signada, instrumento que legitimaba la posesión del esclavo a favor del comprador.[6]  Se podía entregar las cantidades acordadas al contado o aplazado, en efectivo o en especie. El valor de una esclava negra a mediados del siglo XVI oscilaba entre los 15.750 y los 10.880 maravedís[7] (equivalentes a 320 reales), según edad y estado físico. También podían comprarse lotes formados por madre e hija, esta última normalmente lactante. Las ventas, en ocasiones, no las realizaba el amo de forma directa sino a través de corredores de esclavos a comisión o de amigos del propietario. En estas ventas, el vendedor estaba obligado a certificar que el esclavo carecía de enfermedades, defectos o taras, lo que se indicaba de manera expresa en el contrato de venta. Para evitar engaños, en el acto de compraventa, el esclavo comparecía desnudo y se le entregaba al comprador durante un tiempo. Comprobado el buen estado de salud de la mercancía, procedían a formalizar el contrato.[8] La cotización media de un esclavo con defectos rondaba en el primer tercio del siglo XVI en el área de Jerez y Sanlúcar los 8.000 maravedís o incluso menos.

Al concluir la compraventa del esclavo, como en cualquier transacción comercial, había que satisfacer unos derechos en concepto de alcabala (5%), que eran abonados por el comprador, aunque podía acordarse pagar a medias entre las dos partes comparecientes en el contrato. Llegados a este punto, referir que antes de la pérdida del señorío (1645), la aduana ducal de los Medina Sidonia recaudaba alcabalas por el desembarco de esclavos africanos en Sanlúcar. Ingresos cuantiosos que superaban los percibidos por ropa importada, por cuartos, pipas y aguardiente o por barcos de navío y bajeles.

Para conocer el rendimiento fiscal  de la alcabala derivada de este tráfico de ébano, obsérvese la siguiente tabla[9]:


AÑO


ALCABALA ADUANA SANLÚCAR (5%)
1640
86.168 maravedís
1641
66.548 maravedís
1642
112.670 maravedís
1643
23.634 maravedís
1644
 21.904 maravedís

Si extrapolamos estos datos para conocer el valor real de los esclavos introducidos por el puerto de Sanlúcar, comprobaremos que este negocio rentaba importantes sumas de dinero:
  

AÑO


HIPOTÉTICO VALOR TOTAL ESCLAVOS SANLÚCAR
1640
1.723.360 maravedís
1641
1.330.960 maravedís
1642
2.253.400 maravedís
1643
472.680 maravedís
1644
 438.080 maravedís

De aquí que, si se reconoce como valor medio de venta de un/a esclavo/a 13.315 maravedís, podemos establecer una aproximación del número de esclavos que transitaron por Sanlúcar durante esos años centrales del siglo XVII:




AÑO


NÚMERO TOTAL DE ESCLAV@S
1640
129
1641
100
1642
169
1643
35
1644
 33

Los esclavos de la casa ducal de Medina Sidonia alcanzaron la cifra de 248, sumando los que estaban en Niebla y otras localidades. En 1507, el duque don Juan de Guzmán tenía 28 esclavos y 24 esclavas que trabajan al servicio de su casa.[10]


            Así, negreros sanluqueños, foráneos residentes y compradores de mano de obra esclava del siglo XVI fueron el vecino Antón Caballero (1519-1520), propietario de 7 esclavos negros de las costas de Angola. Llegó a tener 17 esclavos; el vizcaíno Sancho de Arteaga (1526), representante en Sanlúcar de Barrameda del famoso tratante negrero Juan Fernández de Castro; el sanluqueño Pedro Serrano[11] (1527), quien solicitó a la Casa de Contratación licencia para transportar 25 esclavos negros a la isla de La Española. Fue cónsul de la comunidad inglesa en Sanlúcar y frecuentaba el mercado esclavista de Sevilla; Pedro Márquez[12] (1545-1547), de origen flamenco, maestro de nao, factor y comerciante negrero sanluqueño, quien entabló pleito judicial contra Juan de Villalobos, fiscal del Consejo de Indias, sobre la concesión de licencia para transportar y vender 8 esclavos negros en lugar de otros que murieron ahogados en alta mar. Previamente había llevado 12 esclavos negros y negras al cabo de Honduras y puerto de Caballos en la nao “Santa María”. Traficaba en Nueva España con esclavos machos y hembras, minas y otras contrataciones y compañías; Francisco de Mesa[13] (1545), traficante negrero de Canarias, solicitó autorización para que de Portugal, islas de Cabo Verde o Guinea pudieran pasar esclavos negros capturados al puerto de Monte Christi en la isla de La Española, libres de derechos, obligándosele llevarlos en el plazo de un año al puerto de embarque de Sanlúcar de Barrameda, prohibiendo su venta en subasta pública durante 8 años. El mariscal Diego Caballero[14] (1550), vecino de Sevilla, obtuvo mediante Real Cédula licencia de la Casa de Contratación para enviar una nao anclada en Sanlúcar con destino a Nombre de Dios, haciendo escala previamente en la isla de Cabo Verde para cargar un número indeterminado de esclavos negros. Al igual que Diego Albo, sustituyendo a Alonso Hernández[15] (1532), vecino de Sanlúcar, para pasar a Indias dos esclavos. Beatriz Jaraba casada con Marcos Vela[16] (1597), vecinos sanluqueños habían comprado dos esclavos para viajar a Tierra Firme con una hija y cuatro criados. También el escribano público de Sanlúcar de Barrameda, Pedro Fernández era propietario de esclavos negros.


            En el siglo XVII, durante el reinado de Felipe III (1598-1621), 585 de los 2.463 barcos que zarparon de los puertos de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz o Lisboa eran negreros.[17] En 1622, 11 barcos negreros de Sanlúcar salieron del puerto de Luanda (Angola). En un solo día (22 de agosto) los negreros llevaron 23.048 esclavos capturados en el reino de Ndongo con destino a Brasil e Indias.[18] El 18 de mayo de 1638 llevaron 102 esclavos negros, mulatos y berberiscos con colleras a embarcar para Sanlúcar.

            En 1621 se aprobó la creación de una instancia llamada junta de negros, que abordaba la concesión de nuevos asientos, gozando el monarca de la facultad de intervenir cuando lo creyera conveniente. Estuvo en funcionamiento hasta 1640 y desempeñó un papel moderador aunque Felipe IV mantenía el control. La Casa de Contratación recibía el dinero de las licencias, contrataba juros sobre la renta de dichas licencias y se encargaba de revisa los barcos negreros que partían de Sanlúcar de Barrameda con rumbo a África. Registraba a los armadores y maestres para obtener la autorización de navegar con los esclavos adquiridos. En América, los derechos detraídos por la importación de negros ingresaban en las llamadas cajas o arcas de esclavos, que estaban bajo la supervisión de un funcionario de la Casa de Contratación.[19]


La escasez de mano de obra indígena en las encomiendas, minas y haciendas exigió un reordenamiento de la esclavitud en la América Española y, significativamente, en las Antillas al calor de los ingenios azucareros y los cultivos especulativos de plantación (tabaco, algodón, etc.).

A lo largo del siglo XVI, decretos, ordenanzas e instrucciones[20] soldaron el andamiaje jurídico de este polimórfico mundo de la esclavitud, que aglutinaba desde las relaciones sociales esclavo-señor, alimentación, castigos corporales, duración del trabajo hasta el tipo de labores, etc. Esclavos negros bozales de Sanlúcar de Barrameda y Sevilla llegaban encadenados al puerto de Veracruz o a las islas Santo Domingo o  La Española, donde eran vendidos al mejor postor. Los nuevos amos o señores debían instruirlos en la religión católica para que pudieran ser bautizados en el término de un año de su residencia. Los dueños de las haciendas debían costear un sacerdote para que los esclavos oyeran misa, costearle ropas y alimentación. Tendrían que emplear a los varones en la agricultura y demás labores de haciendas de campo y no destinarlos a jornaleros o jornaleras; tampoco a oficios de vida sedentaria. Trabajarían de sol a sol, quedándoles dos horas para que las empleasen en el cultivo de la parte de terreno asignado a cada uno de los esclavos varones de 18 años. Los dueños no podían los dueños forzar a los menores ni a esclavas en estos trabajos ni mezclarse con los varones. En los días de fiesta de precepto, no se les podían obligar ni permitir que trabajasen los esclavos, después de oír misa y asistido a la explicación de la doctrina cristiana. Los amos debían procurar que los esclavos de sus haciendas no se juntasen con los de otras, con separación de sexos, ocupándose de diversiones simples y sencillas, presididas por los mismos dueños o mayordomos. Vigilantes, tendrían que evitar que se excedieran en la bebida, finalizando antes del toque de oraciones. Los esclavos de avanzada edad, enfermos o menores de ambos sexos debían ser alimentados por sus dueños, sin que éstos pudieran concederles la libertad. Eran ilícitos tratos íntimos entre sexos, fomentando sus amos matrimonios sin impedir que se casasen con esclavos de otros dueños. Debiendo los dueños de los esclavos sustentarlos, educarlos y emplearlos en trabajos útiles y proporcionados a sus fuerzas, edades y sexos, sin abandonar o desamparar a menores, viejos o enfermos, era obligado que los esclavos obedecieran y respetaran a sus dueños y mayordomos y venerarlos como a padres de familia. Si faltare a sus tareas o trabajos, podrían ser castigados por el dueño de la hacienda o por su mayordomo con prisión, grilletes, cadenas, mazas o cepos y con 25 azotes como máximo mediante instrumento suave, que no les causasen contusión grave o pérdida de sangre. Pero cuando los esclavos cometieran delitos graves contra sus amos, mujer e hijos, mayordomos u otras personas, el escarmiento debía ser ejemplar, dando parte a la Justicia y, en todos los casos, con presencia del Procurador Síndico, en calidad de protector de los esclavos. En cualquier caso, el amo del esclavo debía responder si el delito se hubiese cometida contra alguien ajeno a la hacienda. Según la gravedad, el esclavo delincuente sufriría una pena corporal dura. En el supuesto de que el dueño de los esclavos o el mayordomo de la hacienda no cumpliera con lo preceptuado en las instrucciones sobre educación de esclavos, alimentos, vestuario, moderación de trabajos y tareas, asistencia a las diversiones honestas, señalamiento de habitaciones y enfermería o que desamparase a menores, viejos o impedidos, por primera vez, incurriría en  multa de cien pesos; la segunda, 300 y la tercera, 600, distribuyéndose por terceras partes entre el denunciador, el juez y la caja de multas. Cuando fuera por exceso en las penas correccionales, causando a los esclavos contusión grave, pérdida de sangre o mutilación de miembro, además de sufrir las mismas multas pecuniarias, se procedería contra el dueño o el mayordomo criminalmente a instancia del Procurador Síndico, sustanciado la causa conforme a derecho. Cuando el esclavo quedase inhábil para ser vendido, sin volvérselo al dueño que se excedió en el castigo, debería contribuir el primero con la cuota diaria que señalase la justicia ordinaria para su manutención y vestuario por todo el tiempo de vida del esclavo. Los dueños de esclavos debían anualmente presentar lista firmada y jurada a la justicia de la ciudad o villa, en cuya jurisdicción se encontraran situadas sus haciendas, con los esclavos que tuvieran a su cargo, co distinción de sexo y edades para que tomara razón el escribano del ayuntamiento en un libro particular. En el caso de que el dueño faltase a este requerimiento, sería de su obligación justificar la ausencia del esclavo o esclavos por muerte natural, pues de lo contrario se procedería a formarle causa criminal a instancia del Procurador Síndico.

·         Extracto de las ordenanzas de 12 de octubre de 1528: Cuando los esclavos negros se ausentasen al monte, huidos del servicio de sus amos y señores, se les obligue a que vuelvan a dicho servicio dentro de 15 días y, si pasado este término fuesen traídos contra su voluntad, les sean dados 100 azotes y les echen una argolla de hierro que pese 20 libras, llevándola por el plazo de un año; por segunda vez huidos 20 días, les corten un pie; y por la tercera, estando ausentes 15 días, que muera por ello. Para los esclavos y esclavas bozales, el término de los 15 días se ampliaban a 50 días, salvo si no llevasen capitán ladino, con cuyo consejo hicieran el referido levantamiento. Si fueran apresados solos pasados los 50 días, se le dieran 100 azotes, y por la segunda y tercera vez, se ejecute en ellos la pena de muerte. Los mayordomos o ministros estancieros bajo cuya responsabilidad se encontrasen los esclavos, sean obligados a denunciar sus fugas al amo o a la justicia ordinaria del lugar más cercano dentro de 8 días después de pasados los 15 citados en párrafos anteriores so pena de pagar 4 pesos de oro cada vez que no lo hicieren. Todos los esclavos alzados debía volver con su amo en el plazo de 20 días después de que estas ordenanzas fueran pregonadas, pena de que se les cortare un pie; y si pasaren otros 20 días, caigan en pena de muerte en la horca. Ninguno de los citados negros debían traer armas ofensivas de hierro o palo en poblado ni yendo de camino con su señor o sin él, salvo si es oficial como carnicero, desollador de ganado o arriero, que pueden portar un cuchillo de un palmo para el ejercicio de su oficio y las herramientas para labrar, pena de perderlas y de pagar dos pesos de oro por la primera vez; y en su defecto se le dieran 100 azotes en el rollo; por la segunda vez, le echasen unos hierros de 20 libras cargados durante un año y le cortasen un pie y una mano. Ningún esclavo negro podía pasar sin licencia por escrito a otras haciendas o ingenios, so pena de 100 azotes la primera vez; por la segunda, 200 azotes que podrá ejecutarla el amo o mayordomo de la hacienda donde se hallara el esclavo, bajo sanción de un peso de oro. Los mercaderes que trajesen esclavos para vender, debían ser registrados por el escribano del Cabildo antes de sacarlos del navío; de lo contrario tendría que pagar una sanción de un peso de oro doblado. Los mercaderes que trajesen esclavos ladinos de Castilla, no podían desembarcarlos de los navíos hasta que no fueran visitados por los oidores, que comprobarían la documentación de embarque, historial delictivo o a quién se compraron. De no hacerlo, perderían la carga. Ningun tabernero podía vender vino a esclavos negros, salvo si estos presentaban licencia por escrito de su amo, bajo multa de 6 pesos de oro la primera vez, el doble la segunda y cien azotes la tercera. Cuando se congregaban cuatro esclavos negros, era obligado que el amo dispusiera de cepo y cadenas.


·         Extracto de las Ordenanzas de 1535, 1542 y 1545: Un esclavo bozal es aquel que hubiese menos de un año que pasó a la isla de Cabo Verde o Guinea, salvo si fuera ladino cuando de allí viniese. Alcanzarían la condición de ladino aquellos esclavos negros que hubieran residido más de un año en la isla. Ningún esclavo negro podía dar de comer a otro ni desherrarlo estando preso, so pena de amputación del pie derecho; si fuera español, le serían dados cien azotes, pagando el daño del esclavo a su señor. Ningún negro o negra podía albergar en su casa ni encubrir a otro negro o negra, so pena de doscientos azotes la primera vez; y por segunda vez, se le colocaría dos hierros a ambos pies. En el caso de ejecución de un esclavo negro por prófugo de la justicia, debía pagarse al amo 35 pesos de oro; pero si durante su huída cometió algún delito, se estableció que no procedía pagar indemnización alguna al amo. Las esclavas negras debían regresar a sus casas al tañer el Ave María, no pudiendo salir a vender hasta la campana del alba, so pena de cincuenta azotes atada a la aldabilla de la picota. Ningún negro o negra podía vender objetos manufacturados, excepto agua, piedra, leña y tierra. El oficio de mercader recaía exclusivamente en hombres libres. Para la venta de los menudos de vaca y carnero para la elaboración de longanizas, debían señalarse a cuatro negras especializadas en este oficio para ejercerlo únicamente en la puerta de la carnicería municipal. Cuarenta esclavas negras podían vender en las plazas públicas y en las calles desde el amanecer hasta el ocaso frutas, hortalizas y otros géneros, so pena de cien azotes públicamente y privación de ejercer el oficio. Estas ordenanzas fueron confirmadas por el Consejo de Indias en Aranda del Duero el 22 de septiembre de 1547.



[1] MORENO OLLERO, Antonio (1983): Sanlúcar de Barrameda a fines de la Edad Media. Diputación de Cádiz. El profesor Ollero calcula que entre 1514 y 1522 había asentados en la ciudad 420 esclavos, de los que en el año 1518 se convirtieron al cristianismo meditante bautizos en la iglesia de la O aproximadamente 114. Pero todo indica que esta cifra podía ser más elevada.
[2] Licencia o autorización real dada a una compañía comercial para abastecer de esclavos negros los territorios americanos españoles en régimen de monopolio, con un plazo de caducidad y un número limitado ya que la Monarquía española no podían conseguirlos directamente en África. A cambio recibía un porcentaje de las ganancias de la compañía (25%) y se cobraba al desembarcar a los esclavos en los puertos americanos.
[3] GARCÍA FUENTES, Lutgardo (2011): “El tráfico de negros hacia América”. Tres grandes cuestiones de la historia de Iberoamérica: ensayos y monografías. Madrid. p.21.
[4] CORTÉS LÓPEZ, José Luis (1989): La esclavitud negra en la España peninsular del siglo XVI. Universidad de Salamanca.
[5] DIHE, t. XIII, lib. I, discenso XV.
[6] ABRIL FUERTES, José Mª et MINGORANCE RUIZ, José A. (2012): “Los esclavos en la documentación notarial de Jerez de la Frontera (1392-1550). HID 39, pp.9-37.
[7] Un real equivalía 34 maravedís, aproximadamente.
[8] Ibíd., p. 13.
[9] VEGAZO PALACIOS, Jesús (2014): Sanlúcar de Barrameda: encrucijada de cargadores, cosecheros y prestamistas (1750-1860). ASEHA. Imp. Santa Teresa. Sanlúcar de Barrameda. p. 232.
[10] Archivo Fundación Casa Medina Sidonia, Libro de Cuentas de 1513.
[11] Archivo General de Indias (AGI). Indiferente General. 421, L. 12, folio 172 v.
[12] AGI. Indiferente General, 1964, L.10, folios 180v-182v. 
[13] AGI. Audiencia de Santo Domingo, 868, L.2, folio 266.
[14] AGI. Indiferente General, 1964, L. 11, folios 386 v.-387.
[15] AGI. Indiferente General, 422, L.16, folio 68 R(1).
[16] AGI. Indiferente General, 2103, N. 85
[17] AUCKE P., Jacobs: Los movimientos migratorios entre Castilla e Hispanoamérica durante el reinado de Felipe III (1598-1621). Ed. Rodopi. Amsterdam, p. 123.
[18] NGOU-MVE, Nicolás: “Los africanos y la trata de esclavos en el África bantú en los siglos XVI y XVII”. Universidad Omar Bongo, Libreville, Gabón, p. 20.
[19] MARTÍNEZ MONTIEL, Luz María (2006): Afro América I. La ruta del esclavo. Universidad Nacional Autónoma de México, p.147.
[20] BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA: Papeles referentes a los esclavos negros en América. Manuscrito/8374. 1701-1800.

sábado, 23 de abril de 2016

PRIMER TRATADO VITIVINÍCOLA DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA (1784)



Jesús Vegazo Palacios


            No es casualidad la abundancia de textos agronómicos en las bibliotecas ilustradas durante el siglo XVIII. La confianza en la razón y en el empirismo científico, instrumentos al servicio de la modernización económica del país, fomentaron la redacción de toda clase de escritos relacionados con el cultivo de la tierra. La agricultura fue considerada por la Fisiocracia o el gobierno de la naturaleza como la principal fuente de riqueza. Por ello, había que perfeccionar la tecnología agrícola que permitiera aumentar el rendimiento y la productividad en un marco jurídico de libertad, sin interferencias del Estado, lo que se resume en la frase: laissez faire, laissez passer.[1]

La Real Sociedad de Amigos del País de Sanlúcar de Barrameda (1781) era consciente de este reto. Asumió sin ambages la responsabilidad de profundizar en el análisis de los viñedos del término, en los tipos de suelos, en los métodos de plantación de los sarmientos, en los problemas de la fermentación y en los vinos resultantes. Fruto de ese esfuerzo sin precedentes, nació este primer tratado vitivinícola conocido de Sanlúcar hasta la fecha, manuscrito fechado el 12 de julio de 1784[2], no publicado, obra de algún miembro de la Sociedad, muy anterior al Cultivo de las viñas y modo de hacer vino en Sanlucar de Barrameda de Agustín Fernández, publicado el 29 de enero de 1801 en el Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos  o a la famosa Memoria sobre el cultivo de la vid en Sanlúcar de Barrameda y Xerez de la Frontera de Esteban Boutelou que vio la luz en 1807.

Ponemos al servicio de los internautas que visiten nuestro blog este interesante tratado, por primera vez publicado, muy completo y que nos aclara el modo de cultivar las viñas en Sanlúcar de Barrameda y todas las labores inherentes a dicho cultivo a lo largo del último tercio del siglo XVIII:


 “1784

San Lucar de Barrameda

Tratado de las viñas del termino de esta Ciud. De Sn. Lucar de Barrameda, especies de Ubas que crian, calidades de tierra en que están situadas, modo de preparar estas pª. Plantarlas, metodo de labrarlas, y últimamente el de hazer la Vendimia y criar sus Vinos.


Diferencia de Vidueños, y Ubas

En las viñas del termino de esta Ciudad se encuentra de toda clase de ubas, que todas se crian bien por ser el temperamento venigno, y templado. Los nombre con que aquí se conocen son regularmente Moscatel, gruezo, y menudo, Perruno, Mantiudo, Vigiriego, Jaen, Alvillo, y otros, todos blancos; y de los negros, hai  el que llaman Uba Palomina, tintillos, Mollar, cuya configuracion y propiedades no se explican, por ser mui corta la porcion que se cria en nuestras Viñas de estas Ubas; y solo se hablará de la Uba que se llama Listan, por ser el vidueño que se cria generalmente y de que se hace aquí el Vino blanco y de color.

            Dicha Uba es blanca, redonda y sus racimos apretados, estos de un tamaño regular, y lo mismo su grano; tiene un dulze, cuando está en perfecta madures, mui grato al gusto, son que tenga nada fastidioso o empalagoso, como sucede a el de la Uba Pedro Ximenez, Moscatel, y otros de esta clase; es mui docil, y tierna, y por lo propio apetecida para comer; haze mui buenos vinos, que a poca edad, adquieren clase y sustancia, propiedades que van aumentando con la edad, y criando mas calidad pues cuantos mas años tienen, se hazen mas espirituosos, sin que el ser mui añejos le quite el buen gusto y delicado olor.


Cualidades de las tierras en que están plantadas la Viñas

            Tres clases de tierras ocupa el plantio de viñas de este termino, por un orden es la calidad de sus Ubas, y Vino; la primera se llama Albariza, la segunda Barro, y la tercera Arena.

            La Albariza es una tierra mui sustanciosa, y se divide en Albariza, de color pardo en la superficie, que tiene el asiento en una especie de tierra dura, que aquí se le da el nombre de Tajon, es â proposito para hazer Cal, y tan cerrada, que aun en el Berano mas fuerte, no abre resquicios.

            Hai otra Albariza que es totalmente blanca, y su asiento en la tierra, que se llama tosca; y tan dura, que es cuasi como piedra, y por el propio, no abre resquicio aun en el Berano mas riguroso.

            Tambien hai otra Albariza que se llama Polvillo, cuya superficie y asiento es mas flexible, y en ella son de menos duracion las Viñas, y mas cortos sus frutos generalmente aunque en algunos años son abundantes.

            Barro es un tierra generalmente colorada, sustanciosa, tanto en la superficie como en su asiento, que tampoco abre resquicios en los mayores calores.

            Arena, es un tierra floja, y delgada, su color comúnmente blanco, y alguna tira a pardo, su asiento es generalmente de la misma especie, y algunas pocas la tienen en cierta clase de Barro blanquisco, y de poca sustancia esta especie de tierra que es mui fresca, en el Berano tampoco abre resquicios.

            Rara porcion de la viña se encuentra en cualesquiera de las tres clases  explicadas que no tenga algun pedazo de tierra negra en su superficie y asiento, que abra resquicios en el Berano, y por lo mismo cria menos Uba, y de inferior calidad; propiedad que adquiere tambien el Vino. De esta especie de tierra de poca calidad, y en corta cantidad, se encuentra regularmente en las Cañadas, porque en lo general estan situadas las Viñas en cerros, aunque de moderada elevación, y por lo propio, no se diferencia la planta, ni el fruto, de los parages llanos que tienen las Viñas.

            La experiencia de muchos años tiene acreditado, que en todas las clases dichas, produce bien el Vidueño de la Uba Listan, y por lo mismo es el general en este Viñerio.

Modo de preparar la tierra para plantar la Viña

            Siendo preciso para plantar la Viña, labrar y preparar la tierra, se practica aquí esta operación que se llama aquí agostarla de este modo.

            Lleban los trabajadores un Azadon, que tiene una cuarta de largo, y como media de ancho, y el cabo como de vara y cuarta: Con este, desde principio de Junio hasta fines de Agosto, se haze esta labro cabando, y rompiendo la tierra como tres cuartas de profundidad; y el buen viñero, lo haze desde una vara, y algo mas, por tener acreditado la experiencia, que cuanto mas hondo se haze el agostado, vive mas, y es mejor la Viña. En esta excavación, puestos los peones dos juntos, se saca la tierra en grandes terrones, que van colocando en la superficie con igualdad, y dejando proxsima de ella todas las raizes malas de grama, y otras yerbas, para que se seque; con esta disposición, queda la tierra mui lebantada, y porosa, y percive el calor del sol, el ambiente, sus sales, y nitros de todo el Berano; y â las primeras aguas del Otoño, que se humedecen, y calan bien los terrones, se desbaratan con las Azadas, poniendo la tierra llana, y menuda, cuya operación es poco costosa, al paso que la primera del agostado cuesta cada aranzada (que consta aquí de cuatrocientos veinte y cinco estadales reales, que hazen mil y setencientas varas cuadradas superficiales, y en que entran dos mil plantones, â distancia de seis pies, uno de otro) de mil y quinientos, â dos mil reales o mas, según lo fuerte, ô docil de las tierras agostadas.

Modo de poner los plantones

            Dispuesta la tierra como queda dicho desde principio de Enero ô mas tarde según lo mas, ô menos templando del Ymbierno, y con temperamento a la calidad de las tierras, se haze el plantio de los sarmientos, tendiendo primero una cuerda, para formar los Liños en cuadro, y mui derechos; y en esta disposición se ponen unos tientos o señales, con pedazos de caña, ô palos delgados, en el sitio donde se ha de poner el sarmiento, el que se planta haziendo un hoyo con el Azadon de agostar, de cuatro cuartas de hondo, en el que se mete el plantón que se ha recogido con antisipacion de viñas nuebas, y sin que él tenga ningun viejo, y puesto derecho, se le echa una poca de tierra, que no sea de la que se ha sacado de la escabacion, se aprieta bien con el pie, y luego se acaba de llenar el hoyo con la misma tierra que se saco de él: tambien se ponen los plantones, haziendo el agujero con una Barra, ô Barrena de fierro de vara y media de largo; con esta se haze el Barreno de cuatro cuartas de hondo, y en el se mete el sarmiento, â el que se le echa una poca de tierra nueva, que se aprieta bien con un palo proporcionado para esta operacion: Plantado el sarmiento de una suerte, û otra, se corta, dejandolo como media vara poco mas, de la tierra, y despues que mete, se le dejan solo dos yemas, dandole el beneficio el primer año, de una Caba, y dos Vinas, con Azada, en el mismo tiempo y condicion que â las Viñas grandes; cuyas circunstancias se explicaran hablando de las labores de aquellas.

Modo de podar las Viñas desde el segundo año de plantadas, y despues de criadas

            Al segundo año se poda el sarmiento cortandole los dos brazos, haziendole un pulgar en la yema mas baja, que es en donde se ha de armar la caveza de la Zepa, y aunque se le deja tambien la yema alta esta solo sirve para que llame en aquel palo el verde, se nutra, y tenga consistencia, para poder amarrar un rodrigon, que contribuye â que el sarmiento se crie derecho.

            Al tercer año se le corta la yema alta, podando las demas de la Zepa, de redondo, dejandola rodeada y en figura de estrella, de brazos, ô pulganes, y â cada uno de estos, una yema que deve ser siempre la baja: Este genero de poda se continua hasta los seis ô siete años, que ya estan las Zepas robustas, y arraigadas, y se podan en la misma disposición; pero dejandoles para que las Ubas, un sarmiento el mas granado que tenga la Zepa, y que provenga de una yema: Este debe tener como media vara de largo, y es donde carga la Zepa mas razimo; aunque los pulgares de una yema, suelen echar alguno, pero la experiencia tiene acreditado, que este vidueño Listán, pide esta clase de poda, que se practica con una Hoz como de tres cuartas de largo, con dos bocas, la una que se llama peto, y tiene de ancho como una cuarta, con la que se limpian los secos de la caveza de la Zepa, cuya operación se haze con mucho cuidado, â fin de no herir el verde; y con la otra boca, que es como de una tercia de largo, y de dos de ancho, se cortan los verdes con mucho cuidado, sin que se razguen los palos.

            El tiempo de hazer esta poda es, desde mediados de Octubre, hasta fin de Enero; pero los que cuidan con mas conocimiento sus viñas, procuran podar desde principios de Diziembre, hasta quinze de Enero: Fundase para esta practica (suponiendo la templanza del Pais, y que no hai yelos que pasmen, y maltraten los cortes) en que en estos tiempos están todos los verdes recogidos en la Zepa, y no pierde esta ninguna sustancia, pues cortando los sarmientos en Octubre, ô Noviembre, cuando aun esta la oja fresca, se discipa dicha sustancia por los cortes; y haziendolo ya de fines de Enero en adelante, tiempo en que se ha puesto en mobimiento el verde, lloran tambien los sarmientos por los cortes, y sucede la misma discipacion de sustancia, y aunque generalmente se cree ser el tiempo mas oportuno para la poda cuando la Luna están en menguante, aquí no se guarda ese orden.

Modo de labrar las viñas

            Explicado el metodo de disponer la tierra, plantar los sarmientos, y dirigirlos hasta formar la Zepa, se sigue manifestar el Orden de labrar las Viñas, que es en esta forma.

            Luego que se acaba la vendimia, que regularmente es en este Pueblo â mediados de Octubre, â corta diferencia, se dá la primera labor que se llama Alumbrar.

            Esta se practica haziendo una escabacion alrededor de la Zepa, en figura de una poza, como de una tercia de hondo, â efecto de recoger las aguas, y tambien porque mobida la tierra en este tiempo antes de mojarse, despues aun cuando sobrevengan fuertes y continuadas llubias, nunca se azota, ni se endurese, antes se conserva en aquellos lomillos que resultan de la Alumbra, dócil y flexible, para las subsiguientes labores.

            Dicha Alumbra, como las demas labores que se hazen con la tierra de las Viñas, se executa con Azada, pues enteramente esta negado en este Pais, el uso del Arado en esta Haziendas.

            La expresada labor de alumbrar las viñas que están en tierra albariza, dura regularmente hasta fines de Noviembre; y que en las situadas en Barro, ô Arena, hasta fines de Diziembre.

Poda de las Viñas

            Despues de ejecutada la Alumbra, en el tiempo y metodo que queda dicho, se sigue la poda, que se practica en los mismos terminos que se ha explicado en el capitulo antesedente.

Modo de castrar las Viñas

            Despues que las Viñas de todas edades han criado los pampanos, se les cortan aquellos que impiden por estar en mala situacion, el buen govierno de la Zepa, y solo se les dejan los palos utiles.

Modo de cabar las Viñas

            Alumbradas las viñas como queda dicho, permanesen hasta â mediado del inmediato Enero, que entonces se les da la Caba.

            Esta se haze picando primero las piletas, lebantandole con un golpe ligero, la tierra que se halla sentada y dura, por la parada que en ella ha hecho el agua.

            Hecha esta operación, se va cabando la tierra como cuarta y media de hondo, dejandola llana, y con la posible igualdad, enterrando bien la yerva, y rosiando la superficie con tierra mui menuda, de modo que quede mui floja y esponjada.

            Esta labor dura hasta fines de Marzo, ô cuando mas, hasta mediado de Abril; aunque los buenos viñeros procuran que estén cabadas las Viñas, lo mas tarde â fines de Febrero, porque siendo este tiempo en el que las Viñas de este temperamento empiesan â brotar sus  botones, se logran dos beneficios, uno, que al tiempo que los verdes se empiesan â mober en la Zepa, se les da esta un fuerte auxilio, con el mobimiento de esta labor; asi como el Cavallo que al arrancar la carrera, se le aplica la espuela par que la haga con mas fuerza.

            Otro, que cabando antes que abotonen las yemas, se evita el perjuicio de que el cabador las quitas con la ropa, la azada, ô la tierra con que rosia, en atencion a lo mui delicados que están los botones en esta estasion.


Modo de vinar las Viñas

            Esta labor se principia entrado Abril, luego que están los tallos y pampanos de las Viñas ya duros y fuertes, y los razimos de ubas bien descubiertos; pero antes de que cierran las Ubas, para evitar que con la ropa, ô las azadas, se maltraten ô quiten los granos de sus razimos, para lo que están mui expuestos cuando cierren.

            Esta operación, se haze metiendo la azada â un golpe lleno, sin bolver la tierra, y dejando la yerba prosima, allanando con el espaldar de la azada ligeramente cualesquiera terron, â efecto de que la labor quede en la superficie llana, y menuda, pero siempre sin enterrar la yerba, por no ocasionar algun escaldon a la Viña, que es mui posible, si se queda la yerba entre dos tierras: Para que esta labor sea provechosa â la planta, y al fruto, deve estar la tierra seca, y con costra la superficie; y la señal de que está en rasón, es que cruja, y se desquebraje al meter la azada.

Modo de ahorquillar las Viñas

            Despues de vinada la viña y que las ubas han cernido, se le pone â cada vara que tiene cada Zepa, una horquilla de palo, ô caña, como de tres cuartas de largo: Esta se entierra lo suficiente â que quede firme, metiendo la horqueta por detrás de la yema delantera de la vara, con cuyo auxilio quedan los razimos lebantados de la tierra, y libres de que se pudran, en los casos de que llueba, ô haya grandes rosiadas, y tambien se livertan de que se quemen en los recalmones del Berano, si tocaren en la tierra; logrando por este medio la ventilacion que tanto conduce â que este fruto baya tomando madures y rasón, sin ver violentado por el fuerte calor, ô humedad del suelo.

Modo de revinar las Viñas

            Entrado el mes de Mayo, se buelve a dar otra labor a las Viñas, que se llama revinar.

            Esta, se haze metiendo la azada en la tierra, que deve estar en la misma rasón de sequedad en la superficie que se dijo para la vina, y mobiendola sin bolver los golpes, antes bien despues de meneada, se le pasa por sima la azada, y se aplana con su espaldar, dejando la superficie mui serrada, llana, y asentada, lograndose con esta operacion, llaman el jugo a dicha superficie, y que se conserve fresco, â pesar de los calores propios de la estasion; como se patentisa, lebantando dos dedos de tierra en qualquier terreno que se ha labrado de este modo: Y aunque generalmente esta es la ultima labor que se dá â las viñas, el cuidadosos viñero suele darle a la suya, dos, ô tres revinar por tenerle acreditado la experiencia, que el polvo que se lebanta con la azada al hazer esta labor, y se le pega â la uba cuando va hinchando, y aun en el tiempo de su madures, les utilisa y adelgasa el pellejo, enternese y engorda sus grana, de modo que partidos estos, apenas se les nota ollejo.

            Es tanto el beneficio que haze â la Uba esta ligera labor, que los individuos y dueños que la venden para comer la tarde antes al dia de cortarla, le dan una revina para encontrarlas con el mayor aumento y sasón.

            Se supone esta maniobra es poco costosa, y que se deve hazer con el fresco de las mañanas, y tardes, pues en las oras del medio dia, en que esta el sol fuerte, y la tierra caldeada, seria mui nocivo moberla, porque en este caso, el polvo en lugar de beneficiar la Uba, la quemaria; razon porque se omite hazer dicha laboren los dias que corre fuerte el viento de Lebante, ô solano, que aquí es mui caluroso.

            Finalmente, el que cuida bien su Viña, procura siempre mantenerla limpia de yerba, que lo consigue con la freqüencia de labores, que todas se reduzen â las explicadas, con mui corta variacion.

            El costo de labrar, con todas las operaciones dichas cada aranzada de viña, será de cuatrocientos y cincuenta reales unas con otras; esto es, las tierras fuertes con las dociles.

            El producto de cada aranzada de esta Viñas, será de ciento y veinte arrovas de mosto, aunque algunas hai de mas, y tal cual suerte que ha solido dar â trescientas @: Y el precio de cada @ de mosto, de doze años â esta parte, ha sido desde ocho hasta catorze reales vellon.

            Viven y duran las viñas en tierras Albarizas bien cuidadas, y pagando bien sus costos, de ochenta â cien años, y menos, guardando proporcion las de Barros y Arenas.

Modo que se observa en esta Ciudad en vendimiar las viñas, pisar la Uba, depositar los mostos, y administrar los vinos

            En el dia nueve de septiembre, se principia aquí â vendimiar las viñas, por graduarse estar ya en perfecta madures sus Ubas, respecto â que desde el veinte y cinco de Julio, se pone la Listán de que hablamos, de un maduro, capás de comerse, y desde este dia, hasta el referido nueve de septiembre, se perfecciona, y gradúa en la ultima disposición para hazer buen Vino.

            El tiempo de la vendimia regularmente aquí haze fresco, y esta operacion, se executa con tanta rapidez, que dura el espasio de veinte dias, sin embargo deven la cosecha de doze mil Botas de â treinta arrobas cada una.

            No se tiene la prolixidad de separar los razimos que suele haver enfermos, ô viciosos, y asi ba su mosto mesclado con el de los buenos.

            Ynmediatamente que la uba se corta, ô con poca retardision, se conduce â los Lagares, donde sin dilacion se pisa en chicas porciones, de suerte que cada una produxe sobre treinta @ de mosto: La operacion del pisado, se executa por uno, ô dos hombres en Lagares de madera, de doce varas cuadradas de superficie: Luego que está pisada, sin separarle los escobajos ô pezones, se reune todo el orujo, y esprime en una prensa que está en medio del mismo lagar: Es costumbre echar a cada tarea de uba de pisa, media arrova poco mas o menos de yezo: El origen de esta practica, se ignora si fue para beneficiar los mostos, ô âcaso por exprimir mas bien los orujos; efecto que seguramente se consigue con el uso del yezo.

            Luego que el mosto ha destilado de los Lagares a las tinas, que lo reciven bien colado y limpio del ollejo, û orujo, se traslada de ellas â basijas de madera de Roble, ô Castaño, de cavida de treinta @ â corta diferencia, dejando â cada una de vasio dos, ô tres @ para que pueda fermentar sin derramarse: Esta fermentasion sencible, y perceptible, dura como diez, û doce dias.
           
            Se hazen dos especies de Vinos, los unos llamados de Color, y los otros blancos. Los primeros, se hazen, echando â cada Basija de treinta @ de mosto, una y media, ô dos, de cosido, û Arrope, cuando empiesan a fermentar: Dicho arrope se haze, echando porcion de mosto â herbir en una Caldera espumandolo, y limpiandolo, hasta que se consume con el herbor, y queda reducido â una cuarta parte: Los Vinos â que se echa este arrope, por maravilla se pierden, rara vez se ahilan, y caso de suceder â alguno, le dura poco esta enfermedad, resisten con mucha valentia todo mal trato y contrariedad de tiempos, y la navegasion, lejos de perjudicarles, les beneficia: Cuanto mas edad tienen, tanto mas espiritu, y sustancia adquieren; pero â pesar de todas estas bentajas, se apresian poco por su mucho costo, y no adular el gusto; y asi lo que se prefieren, y desean perfeccionar, son los blancos.

            Estos, se hazen pisando las Ubas, y recogiendolas en los mismo terminos que queda dicho; se depositan los mostos naturales, sin alguna composición en las basijas referidas, labandolas bien primero, y azufrándolas, y se deja â la naturaleza el cuidado o la fermentasion: Algunos, ô para facilitarla, ô para evitar que de ella salgan perdidos, les suelen echar cierta porcion de Aguardiente; pero de esta practica, resulta el incombeniente de embasteser los vinos, al paso que van teniendo mas edad, haziendose poco gratos â el paladar, y al olfato.

            Esta especie de vinos, es sumamente delicada, y facil de avinagrarse, ô ahilarse, tanto en su fermentasion (que dura el mismo tiempo que en el vino de color) como en el resto de su vida; pero siempre el origen de sus enfermedades, suele probenir de resultas de la fermentasion: todos los que de esta, salen ahilados, ordinariamente se pierden; salvo tal cual basija, que aunque con esta dolencia, está clara y de buena boca.

            Aun los Vinos blancos que de la fermentasion salen claros, sueltos, y sanos, se suelen, por la mayor parte ahilar, en la estacion del Berano proximo, y algunos, aun con el frio; de suerte que hasta tener dos años cumplidos, siempre se les nota varias mutasiones de ahilarse, soltarse, alecharse, pero los que consiguen triunfar de todos estos contratiempos, son en los subsesivo los mas apresiables, por su buen gusto, y fragancia.

            Los pocos Vinos blancos que por su mucha salud, nunca se ahilan, son presto olorosos, y consumibles, objeto â que se encamina la solicitud de esta Real Sociedad, conociendo el gran perjuicio que experimentan los Cosecheros, teniendo almacenados dos años sus Vinos blancos, sin poder usar de ellos, por sus antedichas mutasiones.

            Tanto los Vinos blancos, como los de color, luego que han acabado de fermentar, se trasiegan en limpio en otra basija bien labada, y preparada, separandole las heces, ô lias: A los de color, ha demostrado la experiencia, serles util, y trasegarlos con freqüencia; pero al contrario, los blancos, que se ha observado convenirles mas, mantenerlos quietos, despues separarlos de las lias.

            En este Pais no hai cuebas ô parajes subterraneos, en que poner los Vinos; y sí, Bodegas de mucha extencion, en los bajos de las casas, donde se ponen y sientan las Botas, sobre palos, ô piedras, de modo que queden media vara, ô algo mas, lebantadas del piso, y en disposición de que se puedan trasegar con comodidad.

            Dichas Bodegas tienen, tienen suficientes ventanas para ventilarlas bien, y hai especial cuidado, de que estén mui limpias, y las basijas tapadas. Y de esta forma se manejan los Vinos, y conserban muchos años.


            Sn. Lucar de Barrameda y Julio 12 de 1784.






[1] Expresión francesa que puede traducirse como “dejen hacer, dejen pasar”, refiriéndose a una economía libre de mercado, sin intervencionismos del Estado, sin barreras aduaneras, usada por primera vez por el fisiócrata francés Jacques Claude Marie Vincent de Gournay.
[2] Biblioteca Nacional. Varios topograficos. M.S. Manuscrito 18.262, pp. 139-153.