sábado, 11 de febrero de 2017

BERNARDO FALLON IRWIN: UN COMERCIANTE IRLANDÉS EN LA SANLÚCAR DE LA ILUSTRACIÓN (1737-1801)

Jesús VEGAZO PALACIOS


Bernardo Fallon Irwin fue de esos extranjeros residentes en Sanlúcar de Barrameda a lo largo del siglo XVIII que buscaba fortuna, prestigio social y reconocimiento institucional a través del comercio americano. Nacido en Atlone (Irlanda) en el año 1722, estableció casa en la ciudad en el año 1737, cuando había alcanzado los 15 años de edad. Era hijo de los irlandeses Juan O´Fallon Moore e Isabel Irwin. Fue cónsul de varios países y se desposó en Cádiz el 17 de mayo de 1749 con Emilia María Margarita de Gante y Mac-Carthy, oriunda de Irlanda el 24 de junio de 1733. Este matrimonio se consumó mediante poderes. Representando a Bernardo, compareció Samuel Mathias Eyre en virtud de documento otorgado el 12 de diciembre de 1748, ratificado por ambos cónyuges más tarde en Sanlúcar. De este matrimonio nacieron cuatro hijos: Patricio, Isabel María, María Emilia  y Margarita. Su mujer, Emilia María fallecería en Sanlúcar el 12 de febrero de 1786 a los 70 años de edad. Bernardo volvería contraer matrimonio con Isabel Veale, pero esta vez sin hijos. El 28 de mayo de 1801 fallecería en Jerez de la Frontera a la edad de 84 años. 

            Recuperados los privilegios comerciales[1] tras el Tratado de Utrech-Rastatt (1713-1715), Sanlúcar de Barrameda registró el establecimiento de irlandeses, cuyos lazos de parentesco fortalecieron sus actividades mercantiles en el marco de la unidad familiar.[2] Acostumbraban a usar “pelucas buenas” y relojes de Londres de plata, símbolos expresivos de la idiosincrasia británica. La peluca, exponente del modo de vestir y el reloj, instrumento necesario para la vida metódica y rígidamente ordenada. Ya en el Catastro de Ensenada de 1752, Bernardo Fallon aparece inscrito con un capital de 24.000 reales para el tráfico mercantil, viviendo en su casa cuatro personas más: su mujer, su cuñado y dos sirvientes., uno de los cuales se llamaba Pedro de Prado. La relación de extranjeros residentes en Sanlúcar de Barrameda del año 1765, Fallon forma parte de la reducida comunidad irlandesa,[3] desempeñando el oficio de comerciante o traficante, profesando la religión católica y con residencia en la ciudad hacía más de 25 años. Vicecónsul de Dinamarca el 20 de junio de 1765 por orden del cónsul danés en Cádiz, Felipe Walhus y  cónsul de las Provincias Unidas entre 1765 y 1798. Propietario de la salina La Perlita, arrendada en 1798 a los herederos de Francisco French, con 476 tajos y una tributación en especie de 571 fanegas, 2 celemines y 3 cuartillos. Entre diciembre de 1766 y diciembre de 1788, la explotación salinera le produjo 1.142 cahíces y 15 fanegas. Fundó la sociedad personalista en comandita Bernardo Fallon y Compañía, constituida por socios de la misma nacionalidad[4], unidos por vínculos de parentesco, dedicada a la explotación y exportación de manufacturas y bienes primarios, y al comercio y giro con América y con otros puertos de Europa. Impedía la transmisión hereditaria de la condición de socio, sólo el capital social de la compañía. Probablemente los caudales en forma de acciones, seguros marítimos, pertenencias y útiles estaban en manos de comanditarios irlandeses mientras que Bernardo Fallon actuaba como administrador único, socio industrial y gestor de la entidad. En calidad de compañía deudora por falta de capitalización formalizó libranzas a la orden de otra sociedad irlandesa, cuya razón social era Thomas y Phelipe Walsh. La endogamia fue el modus operandi de los irlandeses sanluqueños con el fin de proteger sus intereses, conservar su lengua, y fortalecer los lazos de parentesco. Transportaba en navíos mercantes británicos mercancías a nombre de la compañía como el que desembarcó en el puerto de Sanlúcar de Barrameda el bergantín inglés “El Mary”, procedente de Gibraltar, cargado con 66 canastas y 40 barricas de loza.[5]  

. Esta empresa mercantil operaba con normalidad en el año 1797, formando parte del exclusivo club de los más sobresalientes comerciantes como el Marqués de Casa Arizón, Andrés de la Piedra, Guillermo Garvey, Enrique Stonor y Compañía, José de Aguilar  y Miguel Brikdal.

            El 27 de enero de 1763, el consistorio debatió la Memoria presentada por Bernardo Fallon, solicitando la entrega del Cerro de Arena para labrar un almacén en la Banda Playa, contiguo a las casas de su propiedad, detrás de sus bodegas, llamadas La Aguardentería Vieja. Tenía la intención de labrar un huerto o navazo. Reconociendo lo útil de la intervención, allanando los cerros de la playa y contener la arena volátil que arruinaba muchas casas del vecindario, los capitulares acordaron hacerle la cesión formal del sitio referido. Este puede ser el origen del topónimo Cerro Falón.[6]

            Perteneció a la Junta de Negocios y Dependencias de extranjeros en Sanlúcar. Intervino en la Carrera de Indias, suscribiendo escrituras de riesgo en calidad de deudor por cargamento en la flota de 1768 por valor de 9.040 reales vellón. El 1 de agosto de 1769 le fueron devueltos los derechos que se cobraron por la aduana de Cádiz en el puerto de Algeciras en relación a una carga de botas de vino de Burdeos que Bernardo Fallon envió a Gibraltar.

            Bernardo Fallon fue sometido a interrogatorio por el Santo Oficio de la Inquisición en calidad de testigo sobre el comportamiento herético de su cuñado Christian Sentrup o Cristóbal Sentrujo, de oficio comerciante en Sanlúcar de Barrameda, natural de Hamburgo, de estado viudo, vecino de Sevilla, de religión católica,sospechoso de profesar el judaísmo porque ya hablaba castellano antes de su regreso a España o de defender las principios del protestantismo luterano. Declararon en su contra el 5 de febrero de 1761, fray Mariano Dublín, religioso capuchino residente en la ciudad, Thomas Grant, natural de Sanlúcar, soltero de 23 años y el propio Bernardo Fallon, ambos de origen irlandés. Residía Sentrup en la casa de Fallon, su cuñado. Le negaba a Fallon “muchas cosas de las que enseña: como es decir que no hai purgatorio; que es la Iglesia pues el no halla principio para ella; que solamente a Dios se ha de pedir y poner su corazon en el y la caridad al proximo, que la intercesión de los Santos el no halla motivo para procurarla; que cada uno puede hacer yglesia de su casa, sin ser necessario ir a Misa.”[7] Manifestaba sin ambages delante de Fallon su aversión por toda la familia religiosa y que él mismo no guardaba vigilias, ni ayunos pues en esos días comía carne y pescado, según observaron los padres capuchinos sanluqueños fray Ciriaco de Málaga y fray José Dublín.

            Enfadado, Bernardo Fallon le dijo a Sentrup que “en su casa no volviera a tratar proposiciones de religión, que perdería la amistad con él”. Al parecer, el encausado hamburgués había establecido relaciones con otros comerciantes herejes de Sanlúcar, entre ellos, el cónsul de Inglaterra. El cajero irlandés de Fallón, Juan Dovudal sostuvo en el juicio que le oyó afirmar que era el mismo demonio, por lo que era imposible que fuera católico.



[1] Autogobierno y consulado propio jurisdiccional.
[2] Diego Strange, natural de Sanlúcar de Barrameda, jenízaro, era hijo de Pablo Strange y María Wall (nacidos en Limerick, Irlanda). Strange era primero hermano de Guillermo Power y Guillermo Molony. Nota del autor.
[3] Junto a él, quedaron inscritos en la Matrícula de extrangeros de 1765, los comerciantes irlandeses Ricardo Wade, Thomas y Ricardo Wadding, el primero casado con la inglesa católica María Astley, Nicolás Manright casado con una irlandesa católica y el sastre Henrique Walsh. Habría que añadir al influyente y rico comerciante Philip Roche ya naturalizado pero de origen irlandés. Los irlandeses sanluqueños representaban el 4.58% del total de extranjeros residentes en Sanlúcar de Barrameda en 1765.
[4] De hecho, el cajero de la sociedad mercantil se llamaba Juan Dovudal, irlandés de 19 años en 1761.
[5] Correo Mercantil de España y sus Indias. Jueves 13 de diciembre de 1792. Biblioteca Nacional.
[6] CLIMENT BUZÓN, NARCISO (2004): Calles y plazas de Sanlúcar de Barrameda. Recorrido histórico. ASEHA. Imprenta Santa Teresa, pp. 163-164.
[7] Archivo Histórico Nacional. Inquisición, 3721. Exp. 32.

1 comentario:

  1. Agradezco enormemente la publicación de esta semblanza. Es muy agradable poder conocer algo de la vida de los antepasados – como es el caso para mí – que vaya algo más allá de fechas y lugares. No conocía la historieta del cuñado, ni siquiera su existencia.
    Jorge Romero

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